Siempre es doloroso ver un nido destruido. Pero cuando ese nido lo has visto ir creciendo día a día, y has visto a sus ocupantes ir creciendo dentro de él, su destrucción no sólo te provoca dolor, sino también rabia y frustración.
Hay que ser muy cobarde para romper un nido en plena época de cría, a
sabiendas de que los pollos caerán al suelo y morirán. Cobardes y sin
ningún escrúpulo. Basura moral. Pero de algo estoy segura: "donde las
dan, las toman" y algún día, la Vida, esa que ellos han despreciado, les
pagará con la misma moneda...
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